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sábado, 15 de diciembre de 2012

¡SOMOS PERSONAS! no números

     Hoy haciendo limpieza de papeles en lo que será mi futuro despacho, encontré un par de cartas, una de ellas por un recibo atrasado que posteriormente fue pagado y otra de una póliza de seguro que di de baja en su día. Ambas cartas tienen en común  una sola cosa la forma de tratar al cliente.

      La primera de ellas era de una entidad de recobro, se nos reclamaba menos de 200 euros de una tarjeta de crédito, si la empiezas a leer el trato es muy correcto hasta que llegas al párrafo donde te amenazan con llevarte a los juzgados. A esta primera conteste con un e-mail al departamento que emitió la carta diciéndoles que la forma en como estaba redactada era una manera poco profesional de reclamar una deuda y que además los honorarios del abogado en un hipotético caso serian más altos que la deuda, por lo que les exigí que nos llamasen por teléfono para hablar del tema  y dejarán de enviar cartas de este tipo, no sin antes mencionar que también soy abogada (no ejerciente pero abogada) y que sé que eso es así. Lo que vengo a decir es que debe ser que envían cartas tipo, ya sin molestarse a llamar al cliente para saber la razón de su retraso en el pago y como se puede solventar. Si esa carta se la envían a cualquiera se asusta y paga. El otro día una compañera de profesión comento que a una señora mayor le hicieron contratar una tarjeta de crédito, la señora lo hizo pensando en el hecho de que su hijo necesitaba dinero. Pues años después la empezaron a acosar a todas horas por teléfono y la compañera  que la atendió, con buen criterio, llamo al abogado que llevo el tema diciéndole que se trataba de una anciana de más de 80 años  y que le daría un infarto por el estress que le estaba provocando.

      La segunda carta se trata de una póliza de seguro del Hogar donde se nos reclamaba el dinero de la renovación del seguro, misiva que llegó meses después de notificar la baja y que ha sido enviada por el  nuevo corredor. Dicha póliza fue contratada hace 9 años, estábamos contentísimos con la compañía,  pero la dimos de baja primero porque ya no podíamos pagar una prima tan alta y  segundo porque nos cambiaron el corredor de seguros. El señor en cuestión trata a sus clientes como menores de edad y les falta el respeto. Tuvimos que tratar con el la primera vez porque mi suegra quería cambiar de seguro y necesitaba información para decidir con quien contrataba su seguro. Pues el señor llego a decirle a mi marido que su madre ya no regia y que mi marido en nombre de ella debería haber contratado el seguro con él. Lo bueno vino después cuando ya habiendo contratado nuestro seguro, me llama por teléfono, creyendo que yo no sabia nada del tema, y me pregunta por los metros del piso y otros detalles necesarios para re-calcular la prima, a lo que le contesto que nosotros ya habíamos enviado un fax notificando la baja de la póliza y que  contratamos uno más económico con la compañía que trabaja con la Mutua de la Abogacía Española, a lo que me responde ya no se ni que cantidad de tonterías y yo le digo que nuestro colectivo ya se cuida muy bien de escoger empresas solventes para este tipo de cosas y que sale más barato porque somos muchos en toda España.

   Lo que quiero  decir contando todos estos hechos es que se ha des-humanizado el trato al cliente y que como consumidores debemos exigir un trato digno.